El «sexo», ¿es una marca o dato indeleble de la biología? ¿O es una producción, un efecto forzado que fija los límites y la validez de los cuerpos? En Cuerpos que importan, Judith Butler retoma ambos presupuestos y los somete a debate para comprender cómo aquello que fue excluido de la esfera propiamente dicha del «sexo» tiene un retorno perturbador que incide radicalmente en el horizonte simbólico según el cual unos cuerpos importan más que otros. En torno de esta cuestión, apunta a mostrar cómo las restricciones del poder –indisociables de ciertas categorías discursivas y de las diferencias sexuales– delimitan y circunscriben materias y contornos físicos, que marcan un dominio de cuerpos impensables, abyectos, invisibles.
En esta ocasión, Butler continúa la reflexión comenzada en El género en disputa sobre el carácter performativo de la sexualidad y del género, y reconsidera sus propios aportes a la teoría crítica y feminista durante la última década. A través de la lectura de textos de Platón, Freud, Lacan, Foucault, o en polémica con Žižek e Irigaray, la autora examina las maneras en las que opera la hegemonía heterosexual para moderar cuestiones sexuales y políticas. De este modo problematiza la categoría de identidad y moviliza sus alcances políticos, colocándose en el centro de los debates de la teoría feminista y de las políticas queer.
NUM. PÁGINAS 344
Judith Butler nació en Cleveland, Ohio, Estados Unidos, 24 de febrero de 1956. Ocupa la cátedra Maxine Elliot en el Departamento de Literatura Comparada y en el Programa de Teoría Crítica, del cual fue una de las directoras fundadoras, en la Universidad de California, en Berkeley. Obtuvo su doctorado en Filosofía por la Universidad de Yale en 1984. Butler es muy activa en cuestiones de género, políticas sexuales, derechos humanos y políticas antibélicas. Se desempeña en el Consejo Asesor de Jewish Voice for Peace y en su Comité para la Libertad Académica, que presidió recientemente. Pertenece al Departamento de Estudios Psicosociales del Birbeck College (Inglaterra) y a la European Graduate School (Suiza).
Recibió el premio Andrew Mellon por sus logros académicos, en la línea Humanidades (período 2009-2013). También el premio Adorno de la ciudad de Fráncfort (2012), por sus aportes a la filosofía feminista y moral, y el premio Brudner de la Universidad de Yale por sus contribuciones extraordinarias a los estudios gays y lésbicos. También obtuvo múltiples becas, entre ellas la Guggenheim, Rockefeller, Ford, American Council of Learned Societies. Se desempeñó como fellow en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton y en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París. Ha recibido diplomas honoris causa de la Universidad de Bordeaux-III, Universidad París-VII, Grinnell College, Universidad McGill, Universidad de St. Andrews, Universidad de Friburgo (Suiza), Universidad de Costa Rica, Universidad de Buenos Aires y Universidad de Lieja (Bélgica). En 2014 fue nombrada Chevalier des Arts et des Lettres por el Ministerio de Cultura de Francia. En 2015 fue nombrada miembro de la Academia Británica.
SIN STOCK
El «sexo», ¿es una marca o dato indeleble de la biología? ¿O es una producción, un efecto forzado que fija los límites y la validez de los cuerpos? En Cuerpos que importan, Judith Butler retoma ambos presupuestos y los somete a debate para comprender cómo aquello que fue excluido de la esfera propiamente dicha del «sexo» tiene un retorno perturbador que incide radicalmente en el horizonte simbólico según el cual unos cuerpos importan más que otros. En torno de esta cuestión, apunta a mostrar cómo las restricciones del poder –indisociables de ciertas categorías discursivas y de las diferencias sexuales– delimitan y circunscriben materias y contornos físicos, que marcan un dominio de cuerpos impensables, abyectos, invisibles.
En esta ocasión, Butler continúa la reflexión comenzada en El género en disputa sobre el carácter performativo de la sexualidad y del género, y reconsidera sus propios aportes a la teoría crítica y feminista durante la última década. A través de la lectura de textos de Platón, Freud, Lacan, Foucault, o en polémica con Žižek e Irigaray, la autora examina las maneras en las que opera la hegemonía heterosexual para moderar cuestiones sexuales y políticas. De este modo problematiza la categoría de identidad y moviliza sus alcances políticos, colocándose en el centro de los debates de la teoría feminista y de las políticas queer.
NUM. PÁGINAS 344
Judith Butler nació en Cleveland, Ohio, Estados Unidos, 24 de febrero de 1956. Ocupa la cátedra Maxine Elliot en el Departamento de Literatura Comparada y en el Programa de Teoría Crítica, del cual fue una de las directoras fundadoras, en la Universidad de California, en Berkeley. Obtuvo su doctorado en Filosofía por la Universidad de Yale en 1984. Butler es muy activa en cuestiones de género, políticas sexuales, derechos humanos y políticas antibélicas. Se desempeña en el Consejo Asesor de Jewish Voice for Peace y en su Comité para la Libertad Académica, que presidió recientemente. Pertenece al Departamento de Estudios Psicosociales del Birbeck College (Inglaterra) y a la European Graduate School (Suiza).
Recibió el premio Andrew Mellon por sus logros académicos, en la línea Humanidades (período 2009-2013). También el premio Adorno de la ciudad de Fráncfort (2012), por sus aportes a la filosofía feminista y moral, y el premio Brudner de la Universidad de Yale por sus contribuciones extraordinarias a los estudios gays y lésbicos. También obtuvo múltiples becas, entre ellas la Guggenheim, Rockefeller, Ford, American Council of Learned Societies. Se desempeñó como fellow en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton y en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París. Ha recibido diplomas honoris causa de la Universidad de Bordeaux-III, Universidad París-VII, Grinnell College, Universidad McGill, Universidad de St. Andrews, Universidad de Friburgo (Suiza), Universidad de Costa Rica, Universidad de Buenos Aires y Universidad de Lieja (Bélgica). En 2014 fue nombrada Chevalier des Arts et des Lettres por el Ministerio de Cultura de Francia. En 2015 fue nombrada miembro de la Academia Británica.