Luego de responder a todos los mandatos, esta autora de 73 años conecta la poesía con el deseo sexual y el amor en la tercera edad.
Rosa Rodríguez Cantero tuvo que esperar demasiados años antes de cumplir un deseo que tuvo desde adolescente: escribir poesía. Es que para su familia las poetas eran "putas o locas" y entonces no podía reírse de esos motes como ahora que hasta los disfruta, tanto como reconoce la potencia erótica de un cuerpo lastimado por demasiados años trabajando en limpieza de las casas de otros.
Nos regala unas payadas de sexo explícito que poetiza cuerpos ancianos enredados en el sexo con un toque de léxico millenial absolutamente sabroso y bien logrado.
Rosa tiene setenta y pico de años y nos cuenta que se calienta, y no es por enojo, y su desparpajo abre la posibilidad de imaginarnos una vejez divertida y placentera. Su poesía a veces es explícita y otras sugestiva y profunda. Sus poemas son de lenguaje accesible y se estructuran en ocasiones en torno a una anécdota y, en otras, en un contrapunto entre dos o tres personajes. Dialoga con su vagina, nos interpela cuestionando los eufemismos con los que nombramos los genitales, reflexiona sobre el placer en una persona cercana a la muertes, habla sobre el día del orgasmo, cuestiona cuáles son las supuestas “cosas de viejos” y nos abre un futuro divertido e interesante.
El sexo debe ser libre
sin promesas de mañana
no abramos nuevas ventanas
no rompamos el hechizo.
Invitame al paraíso
que yo muerdo la manzana.
NUM. PÁGINAS 50
Rosa Rodríguez Cantero (Buenos Aires, 1946): Su familia se trasladó a la provincia del Chaco en 1947, y allí pasó su vida hasta los 36 años, en que regresa a Buenos Aires. Ávida lectora desde pequeña, siempre amó la poesía. Recién a los 60 años, pudo dedicarse a llevar talleres de escritura. En Avellaneda, por un año, en Berazategui por tres años, y algunos talleres de lectoescritura. Lleva publicados tres libros: Mis máscaras me muestran, libro de poemas del año 2009; De la pluma al Facebook, libro de cuentos cortos y el último: Pólvora en chimangos.
SIN STOCK
Luego de responder a todos los mandatos, esta autora de 73 años conecta la poesía con el deseo sexual y el amor en la tercera edad.
Rosa Rodríguez Cantero tuvo que esperar demasiados años antes de cumplir un deseo que tuvo desde adolescente: escribir poesía. Es que para su familia las poetas eran "putas o locas" y entonces no podía reírse de esos motes como ahora que hasta los disfruta, tanto como reconoce la potencia erótica de un cuerpo lastimado por demasiados años trabajando en limpieza de las casas de otros.
Nos regala unas payadas de sexo explícito que poetiza cuerpos ancianos enredados en el sexo con un toque de léxico millenial absolutamente sabroso y bien logrado.
Rosa tiene setenta y pico de años y nos cuenta que se calienta, y no es por enojo, y su desparpajo abre la posibilidad de imaginarnos una vejez divertida y placentera. Su poesía a veces es explícita y otras sugestiva y profunda. Sus poemas son de lenguaje accesible y se estructuran en ocasiones en torno a una anécdota y, en otras, en un contrapunto entre dos o tres personajes. Dialoga con su vagina, nos interpela cuestionando los eufemismos con los que nombramos los genitales, reflexiona sobre el placer en una persona cercana a la muertes, habla sobre el día del orgasmo, cuestiona cuáles son las supuestas “cosas de viejos” y nos abre un futuro divertido e interesante.
El sexo debe ser libre
sin promesas de mañana
no abramos nuevas ventanas
no rompamos el hechizo.
Invitame al paraíso
que yo muerdo la manzana.
NUM. PÁGINAS 50
Rosa Rodríguez Cantero (Buenos Aires, 1946): Su familia se trasladó a la provincia del Chaco en 1947, y allí pasó su vida hasta los 36 años, en que regresa a Buenos Aires. Ávida lectora desde pequeña, siempre amó la poesía. Recién a los 60 años, pudo dedicarse a llevar talleres de escritura. En Avellaneda, por un año, en Berazategui por tres años, y algunos talleres de lectoescritura. Lleva publicados tres libros: Mis máscaras me muestran, libro de poemas del año 2009; De la pluma al Facebook, libro de cuentos cortos y el último: Pólvora en chimangos.
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