Escondida y discreta se balanceaba – y ese era el sentido de vivir segundo a segundo inhalando y expirando; no se respiraba todo lo que se tenía que respirar, no se vivía de una sola vez, el tiempo era lento, extraño al cuerpo, se vivía del tiempo.
Entró en el asilo de pobres a los ciento siete años. El tiempo fue pasando. Ella lo llenaba, al tiempo, viviendo. No tenía otra cosa que hacer. Y allá está todavía hoy – con ciento quince años. Cada vez más pequeña, cada vez más sucinta. Ciento quince son muchos años: “¿está seguro de que no se engaña o miente o ya no piensa bien?” pregunté. Mi interlocutor dijo que también tenía dudas al respecto, pero que le habían asegurado que, si bien no tenía documentos, era efectivamente así. Y una de las pruebas estaba en el hecho de la presencia, en ese mismo asilo, de un viejo de ochenta y dos años coterráneo de la viejita de ciento quince. Y que había sido amamantado por ella... La madre del viejito no tenía leche y él fue alimentado por la viejita, en aquel entonces plena y joven. Y allí, en el mismo asilo, está el amamantado que no me deja mentir.
NUM. PÁGINAS 248
Clarice Lispector nació el 10 de diciembre de 1920, Tchetchelnik, Ucrania. Llegó a Brasil con dos meses y la familia se instaló en Recife. Su madre murió cuando ella tenía diez años, sin embargo Clarice recordaba una infancia feliz en la que apenas se dio cuenta de la precariedad económica en la que se encontraban. En 1935, se mudó a Río de Janeiro con su padre y su hermana. Estudió Derecho y empezó a colaborar con algunos periódicos y revistas. A los veintiún años publicó Cerca del corazón salvaje, una novela ya de plena madurez, que había escrito a los diecisiete años. En la Facultad conoció al que sería su esposo, el diplomático Maury Gurgel Valente, por la profesión de este residieron en Milán, Londres, París y Berna donde nació su hijo Paulo. De vuelta a Río, en 1949, Clarice Lispector retomó su actividad periodística, firmando con el seudónimo Tereza Quadros una columna en la revista Comicio. Publicó cuentos en la revista Senhor y firmaba una columna femenina en el diario Correio da Manhâ con el pseudónimo Helen Palmer. Tuvo también una página femenina diaria en el Diário da Noite, que salía firmada por la actriz Ilka Soares. En septiembre de 1952 volvía a dejar Brasil, donde permaneció ocho años. En febrero de 1953 dio a luz a su segundo hijo, Pedro. Se separó de su marido en 1959 y regresó a Río, donde volvió a sus colaboraciones en periódicos y revistas, y publicó su primer libro de cuentos Lazos de familia. Fue este un fecundo periodo ya que en 1961 apareció Una manzana en la oscuridad y en 1963 La pasión según G.H., su obra más emblemática. En 1966, realizaba una crónica semanal para el Jornal do Brasil y colaboró con la revista Manchete realizando entrevistas con artistas e intelectuales.
Murió en Río de Janeiro el 9 de diciembre de 1977 a los 56 años, víctima de un cáncer de ovarios, algunos meses después de publicarse su última novela La hora de la estrella.
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Escondida y discreta se balanceaba – y ese era el sentido de vivir segundo a segundo inhalando y expirando; no se respiraba todo lo que se tenía que respirar, no se vivía de una sola vez, el tiempo era lento, extraño al cuerpo, se vivía del tiempo.
Entró en el asilo de pobres a los ciento siete años. El tiempo fue pasando. Ella lo llenaba, al tiempo, viviendo. No tenía otra cosa que hacer. Y allá está todavía hoy – con ciento quince años. Cada vez más pequeña, cada vez más sucinta. Ciento quince son muchos años: “¿está seguro de que no se engaña o miente o ya no piensa bien?” pregunté. Mi interlocutor dijo que también tenía dudas al respecto, pero que le habían asegurado que, si bien no tenía documentos, era efectivamente así. Y una de las pruebas estaba en el hecho de la presencia, en ese mismo asilo, de un viejo de ochenta y dos años coterráneo de la viejita de ciento quince. Y que había sido amamantado por ella... La madre del viejito no tenía leche y él fue alimentado por la viejita, en aquel entonces plena y joven. Y allí, en el mismo asilo, está el amamantado que no me deja mentir.
NUM. PÁGINAS 248
Clarice Lispector nació el 10 de diciembre de 1920, Tchetchelnik, Ucrania. Llegó a Brasil con dos meses y la familia se instaló en Recife. Su madre murió cuando ella tenía diez años, sin embargo Clarice recordaba una infancia feliz en la que apenas se dio cuenta de la precariedad económica en la que se encontraban. En 1935, se mudó a Río de Janeiro con su padre y su hermana. Estudió Derecho y empezó a colaborar con algunos periódicos y revistas. A los veintiún años publicó Cerca del corazón salvaje, una novela ya de plena madurez, que había escrito a los diecisiete años. En la Facultad conoció al que sería su esposo, el diplomático Maury Gurgel Valente, por la profesión de este residieron en Milán, Londres, París y Berna donde nació su hijo Paulo. De vuelta a Río, en 1949, Clarice Lispector retomó su actividad periodística, firmando con el seudónimo Tereza Quadros una columna en la revista Comicio. Publicó cuentos en la revista Senhor y firmaba una columna femenina en el diario Correio da Manhâ con el pseudónimo Helen Palmer. Tuvo también una página femenina diaria en el Diário da Noite, que salía firmada por la actriz Ilka Soares. En septiembre de 1952 volvía a dejar Brasil, donde permaneció ocho años. En febrero de 1953 dio a luz a su segundo hijo, Pedro. Se separó de su marido en 1959 y regresó a Río, donde volvió a sus colaboraciones en periódicos y revistas, y publicó su primer libro de cuentos Lazos de familia. Fue este un fecundo periodo ya que en 1961 apareció Una manzana en la oscuridad y en 1963 La pasión según G.H., su obra más emblemática. En 1966, realizaba una crónica semanal para el Jornal do Brasil y colaboró con la revista Manchete realizando entrevistas con artistas e intelectuales.
Murió en Río de Janeiro el 9 de diciembre de 1977 a los 56 años, víctima de un cáncer de ovarios, algunos meses después de publicarse su última novela La hora de la estrella.