Doce cuentos en los que lo terrorífico se infiltra en lo cotidiano. Doce relatos perturbadores que llevan el género de terror a una nueva dimensión.
Una niña desentierra en el jardín unos huesos que resultan no ser de un animal; la bucólica escena veraniega de unas chicas que se bañan en un paraje natural acaba convertida en un infierno de celos de inquietantes consecuencias; un mendigo despreciado siembra la desgracia en un barrio pudiente; Barcelona se transforma en un escenario perturbador, marcado por la culpa y del que es imposible escapar; una presencia fantasmal busca un sacrificio en un balneario; una chica siente una atracción fetichista por los corazones enfermos; un rockero fallecido de un modo atroz recibe un homenaje de sus fans que va más allá de lo imaginable; un chico que filma clandestinamente a parejas haciendo el amor y a mujeres con tacones altos caminando por las calles recibe una propuesta que le cambiará la vida...
En los doce soberbios cuentos que componen este volumen Mariana Enríquez despliega todo un repertorio de recursos del relato clásico de terror: apariciones espectrales, brujas, sesiones de espiritismo, grutas, visiones, muertos que vuelven a la vida... Pero, lejos de proponer una mera revisitación arqueológica del género, reelabora ese material con una voz propia y radicalmente moderna. Tirando del hilo de la mejor tradición, la lleva un paso más allá, con historias que indagan en lo siniestro que se agazapa en lo cotidiano, despliegan un turbio erotismo y crean imágenes poderosísimas que dejan una huella indeleble.
Quienes descubrieron a Mariana Enríquez con Las cosas que perdimos en el fuego tienen ahora en sus manos un libro anterior, en el que ya aparece perfectamente dibujado el universo de una escritora que conecta con maestros modernos de la literatura de terror como Shirley Jackson, Thomas Ligotti o su compatriota Cortázar. Enríquez se asoma a los abismos más recónditos del alma humana, a las soterradas corrientes de la sexualidad y la obsesión... Como ha dicho Leila Guerriero: «El terror, en los cuentos de Mariana Enríquez, se desliza como un jadeo de agua negra sobre baldosas al sol. Como algo imposible que, sin embargo, podría suceder.»
NUM. PÁGINAS 232
Mariana Enriquez nació en Buenos Aires, en 1973 es periodista, subeditora del suplemento Radar del diario Página/12 y docente. Es una de las narradoras más valientes y sorprendentes del siglo XXI, no sólo de la nueva literatura argentina a cargo de escritores nacidos durante la dictadura sino de la literatura de cualquier país o lengua. Mariana Enriquez transforma géneros literarios en recursos narrativos, desde la novela negra hasta el realismo sucio, pasando por el terror, la crónica y el humor, y ahonda con dolor y belleza en las raíces, las llamas y las tinieblas de toda existencia.
Ha escrito novelas, relatos de viajes, perfiles –como La hermana menor, acerca de la escritora Silvina Ocampo: «Enríquez ha sabido recrear una época especialmente interesante de la vida cultural de Buenos Aires» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «Un libro revelador» (J. E. Ayala-Dip, El País) – y colecciones de cuentos: en Anagrama han aparecido dos de ellas, Los peligros de fumar en la cama: «Relatos espléndidos. (...) Una gran escritora» (Nadal Suau, El Mundo); «Unos cuentos impresionantes» (Llucia Ramis), y Las cosas que perdimos en el fuego, publicada en veinte países y galardonada en 2017 con el Premi Ciutat de Barcelona en la categoría «Literatura en lengua castellana»: «La escritura posee cualidades como la condensación y una sugerente frialdad (Carlos Pardo, El País); «Se apoya con inteligencia en los maestros para crear un mundo narrativo muy propio» (Edmundo Paz Soldán); «Excepcional» (Marta Sanz). En 2019 ganó el Premio Herralde de Novela con Nuestra parte de noche, galardonada también con el Premio de la Crítica: «Una prosa que no da respiro» (Leila Guerriero); «Un universo oscuro y fascinante que atrapa y no te suelta. Una novela llena de poesía» (Guadalupe Nettel); «Un logro pavoroso. (...) Enriquez reinventa la narrativa de terror» (Ricardo Menéndez Salmón); «Novela ambiciosa y enorme» (Aloma Rodríguez, Letras Libres). Su obra ha recibido un aplauso unánime: «Una escritora fascinante que exige ser leída... Su ficción nos impacta con la fuerza de un tren de mercancías» (Dave Eggers); «Una maestra de lo macabro» (Anne Meadows, Granta).
Doce cuentos en los que lo terrorífico se infiltra en lo cotidiano. Doce relatos perturbadores que llevan el género de terror a una nueva dimensión.
Una niña desentierra en el jardín unos huesos que resultan no ser de un animal; la bucólica escena veraniega de unas chicas que se bañan en un paraje natural acaba convertida en un infierno de celos de inquietantes consecuencias; un mendigo despreciado siembra la desgracia en un barrio pudiente; Barcelona se transforma en un escenario perturbador, marcado por la culpa y del que es imposible escapar; una presencia fantasmal busca un sacrificio en un balneario; una chica siente una atracción fetichista por los corazones enfermos; un rockero fallecido de un modo atroz recibe un homenaje de sus fans que va más allá de lo imaginable; un chico que filma clandestinamente a parejas haciendo el amor y a mujeres con tacones altos caminando por las calles recibe una propuesta que le cambiará la vida...
En los doce soberbios cuentos que componen este volumen Mariana Enríquez despliega todo un repertorio de recursos del relato clásico de terror: apariciones espectrales, brujas, sesiones de espiritismo, grutas, visiones, muertos que vuelven a la vida... Pero, lejos de proponer una mera revisitación arqueológica del género, reelabora ese material con una voz propia y radicalmente moderna. Tirando del hilo de la mejor tradición, la lleva un paso más allá, con historias que indagan en lo siniestro que se agazapa en lo cotidiano, despliegan un turbio erotismo y crean imágenes poderosísimas que dejan una huella indeleble.
Quienes descubrieron a Mariana Enríquez con Las cosas que perdimos en el fuego tienen ahora en sus manos un libro anterior, en el que ya aparece perfectamente dibujado el universo de una escritora que conecta con maestros modernos de la literatura de terror como Shirley Jackson, Thomas Ligotti o su compatriota Cortázar. Enríquez se asoma a los abismos más recónditos del alma humana, a las soterradas corrientes de la sexualidad y la obsesión... Como ha dicho Leila Guerriero: «El terror, en los cuentos de Mariana Enríquez, se desliza como un jadeo de agua negra sobre baldosas al sol. Como algo imposible que, sin embargo, podría suceder.»
NUM. PÁGINAS 232
Mariana Enriquez nació en Buenos Aires, en 1973 es periodista, subeditora del suplemento Radar del diario Página/12 y docente. Es una de las narradoras más valientes y sorprendentes del siglo XXI, no sólo de la nueva literatura argentina a cargo de escritores nacidos durante la dictadura sino de la literatura de cualquier país o lengua. Mariana Enriquez transforma géneros literarios en recursos narrativos, desde la novela negra hasta el realismo sucio, pasando por el terror, la crónica y el humor, y ahonda con dolor y belleza en las raíces, las llamas y las tinieblas de toda existencia.
Ha escrito novelas, relatos de viajes, perfiles –como La hermana menor, acerca de la escritora Silvina Ocampo: «Enríquez ha sabido recrear una época especialmente interesante de la vida cultural de Buenos Aires» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «Un libro revelador» (J. E. Ayala-Dip, El País) – y colecciones de cuentos: en Anagrama han aparecido dos de ellas, Los peligros de fumar en la cama: «Relatos espléndidos. (...) Una gran escritora» (Nadal Suau, El Mundo); «Unos cuentos impresionantes» (Llucia Ramis), y Las cosas que perdimos en el fuego, publicada en veinte países y galardonada en 2017 con el Premi Ciutat de Barcelona en la categoría «Literatura en lengua castellana»: «La escritura posee cualidades como la condensación y una sugerente frialdad (Carlos Pardo, El País); «Se apoya con inteligencia en los maestros para crear un mundo narrativo muy propio» (Edmundo Paz Soldán); «Excepcional» (Marta Sanz). En 2019 ganó el Premio Herralde de Novela con Nuestra parte de noche, galardonada también con el Premio de la Crítica: «Una prosa que no da respiro» (Leila Guerriero); «Un universo oscuro y fascinante que atrapa y no te suelta. Una novela llena de poesía» (Guadalupe Nettel); «Un logro pavoroso. (...) Enriquez reinventa la narrativa de terror» (Ricardo Menéndez Salmón); «Novela ambiciosa y enorme» (Aloma Rodríguez, Letras Libres). Su obra ha recibido un aplauso unánime: «Una escritora fascinante que exige ser leída... Su ficción nos impacta con la fuerza de un tren de mercancías» (Dave Eggers); «Una maestra de lo macabro» (Anne Meadows, Granta).