Una novela desgarradora sobre un niño que se evade bebiendo y unos adultos que tratan de encontrar un sentido a sus vidas.
En el centro de esta novela hay un niño de doce años: Théo, hijo de padres separados. El progenitor, sumido en una depresión, apenas sale de su caótico y degradado apartamento, y la madre vive consumida por un odio sin fisuras hacia su ex, que la abandonó por otra mujer. En medio de esa guerra, Théo encontrará en el alcohol una vía de escape. A su alrededor se mueven otros tres personajes: Hélène, la profesora que cree detectar que el niño sufre maltrato a partir del infierno que vivió en su propia infancia; Mathis, el amigo de Théo, con el que se inicia en la bebida, y Cécile, la madre de Mathis, cuyo tranquilo mundo se tambalea después de descubrir algo inquietante en el ordenador de su marido...
Todos estos personajes son seres heridos. Marcados por demonios íntimos. Por la soledad, las mentiras, los secretos y los autoengaños. Seres que caminan hacia la autodestrucción, y a los que acaso puedan salvar –o tal vez condenar definitivamente– las lealtades que los conectan, esos «lazos invisibles que nos vinculan a los demás (...) las leyes de la infancia que dormitan en el interior de nuestros cuerpos, los valores en cuyo nombre actuamos con rectitud, los fundamentos que nos permiten resistir, los principios ilegibles que nos corroen y nos aprisionan. Nuestras alas y nuestros yugos. Son los trampolines sobre los que se despliegan nuestras fuerzas y las zanjas en las que enterramos nuestros sueños».
Una novela concisa, escrita con una prosa afilada, y que no da tregua al lector. Un relato de una contundencia sin contemplaciones, desgarrador y necesario. «Una narración precisa, rigurosa, casi austera. De ahí nace la belleza áspera de esta novela conmovedora, concienzuda y contenida» (Télérama).
«Delphine de Vigan se interroga sobre el mundo que la rodea, explora los subterráneos invisibles que rigen las relaciones humanas, con una empatía que excluye cualquier relación egoísta con la escritura» (Fabrice Gaignault, Marie Claire).
NÚM. DE PÁGINAS 208
Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) vive en París. Estudió en la Escuela de Estudios Avanzados en Ciencias de la Información y la Comunicación, de la facultad de letras de la Sorbona. Después de concluir sus estudios en el CELSA. En 2001, publica su primera novela Días sin hambre (en francés Jours sans faim ) bajo el seudónimo de Lou Delvig, una obra semi-autobiográfica donde la autora relata su experiencia con la anorexia durante su juventud.
En 2005, publicó la colección de historias Les jolis garçons (obra no traducida al español) y la novela Una tarde de diciembre (en francés, Un soir de décembre), esta vez bajo su nombre real. Su primer éxito fue No y yo (2007), obra que ganó el Premio Rotary International en 2009, así como el prestigioso premio francés Prix des libraires. La novela fue traducida a veinte idiomas y en 2010 se realizó una adaptación cinematográfica dirigida por Zabou Breitman.
En 2011, su novela Nada se opone a la noche, en la que narra la historia de su propia familia haciendo frente al desorden bipolar que afronta su madre, ganó una serie de premios literarios franceses, incluyendo el Prix du Roman Fnac, el Prix Roman France Télévisions y el Prix Renaudot des Lycéens.
Una novela desgarradora sobre un niño que se evade bebiendo y unos adultos que tratan de encontrar un sentido a sus vidas.
En el centro de esta novela hay un niño de doce años: Théo, hijo de padres separados. El progenitor, sumido en una depresión, apenas sale de su caótico y degradado apartamento, y la madre vive consumida por un odio sin fisuras hacia su ex, que la abandonó por otra mujer. En medio de esa guerra, Théo encontrará en el alcohol una vía de escape. A su alrededor se mueven otros tres personajes: Hélène, la profesora que cree detectar que el niño sufre maltrato a partir del infierno que vivió en su propia infancia; Mathis, el amigo de Théo, con el que se inicia en la bebida, y Cécile, la madre de Mathis, cuyo tranquilo mundo se tambalea después de descubrir algo inquietante en el ordenador de su marido...
Todos estos personajes son seres heridos. Marcados por demonios íntimos. Por la soledad, las mentiras, los secretos y los autoengaños. Seres que caminan hacia la autodestrucción, y a los que acaso puedan salvar –o tal vez condenar definitivamente– las lealtades que los conectan, esos «lazos invisibles que nos vinculan a los demás (...) las leyes de la infancia que dormitan en el interior de nuestros cuerpos, los valores en cuyo nombre actuamos con rectitud, los fundamentos que nos permiten resistir, los principios ilegibles que nos corroen y nos aprisionan. Nuestras alas y nuestros yugos. Son los trampolines sobre los que se despliegan nuestras fuerzas y las zanjas en las que enterramos nuestros sueños».
Una novela concisa, escrita con una prosa afilada, y que no da tregua al lector. Un relato de una contundencia sin contemplaciones, desgarrador y necesario. «Una narración precisa, rigurosa, casi austera. De ahí nace la belleza áspera de esta novela conmovedora, concienzuda y contenida» (Télérama).
«Delphine de Vigan se interroga sobre el mundo que la rodea, explora los subterráneos invisibles que rigen las relaciones humanas, con una empatía que excluye cualquier relación egoísta con la escritura» (Fabrice Gaignault, Marie Claire).
NÚM. DE PÁGINAS 208
Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) vive en París. Estudió en la Escuela de Estudios Avanzados en Ciencias de la Información y la Comunicación, de la facultad de letras de la Sorbona. Después de concluir sus estudios en el CELSA. En 2001, publica su primera novela Días sin hambre (en francés Jours sans faim ) bajo el seudónimo de Lou Delvig, una obra semi-autobiográfica donde la autora relata su experiencia con la anorexia durante su juventud.
En 2005, publicó la colección de historias Les jolis garçons (obra no traducida al español) y la novela Una tarde de diciembre (en francés, Un soir de décembre), esta vez bajo su nombre real. Su primer éxito fue No y yo (2007), obra que ganó el Premio Rotary International en 2009, así como el prestigioso premio francés Prix des libraires. La novela fue traducida a veinte idiomas y en 2010 se realizó una adaptación cinematográfica dirigida por Zabou Breitman.
En 2011, su novela Nada se opone a la noche, en la que narra la historia de su propia familia haciendo frente al desorden bipolar que afronta su madre, ganó una serie de premios literarios franceses, incluyendo el Prix du Roman Fnac, el Prix Roman France Télévisions y el Prix Renaudot des Lycéens.