Un calor que no da tregua. Una noche cuya oscuridad se alarga. La adolescencia y su rebeldía y las primeras experiencias. «No había mucho más que hacer ese verano», leemos. A partir de ahí, una enorme historia que se abre a tantas posibilidades como lecturas: crisis y memoria de una dictadura, incógnitas e inquietudes, desencanto y búsqueda. Personajes que se ahogan y dudan. Asesinos en serie, lo siniestro y la enfermedad. Música y consecuencias.
Eso es lo que Mariana Enríquez, cuya capacidad para distorsionar la realidad no deja de acumular y sorprender a muchísimos lectores, nos entrega en este libro ilustrado por Helia Toledo, con un espectacular debut editorial que no solo dialoga con el texto, sino que lo lleva a más formas de mirarlo y de leerlo.
NUM. PÁGINAS 72
Mariana Enríquez nació en Buenos Aires, en 1973 es periodista, subeditora del suplemento Radar del diario Página/12 y docente. Es una de las narradoras más valientes y sorprendentes del siglo XXI, no sólo de la nueva literatura argentina a cargo de escritores nacidos durante la dictadura sino de la literatura de cualquier país o lengua. Mariana Enríquez transforma géneros literarios en recursos narrativos, desde la novela negra hasta el realismo sucio, pasando por el terror, la crónica y el humor, y ahonda con dolor y belleza en las raíces, las llamas y las tinieblas de toda existencia.
Ha escrito novelas, relatos de viajes, perfiles –como La hermana menor, acerca de la escritora Silvina Ocampo: «Enríquez ha sabido recrear una época especialmente interesante de la vida cultural de Buenos Aires» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «Un libro revelador» (J. E. Ayala-Dip, El País) – y colecciones de cuentos: en Anagrama han aparecido dos de ellas, Los peligros de fumar en la cama: «Relatos espléndidos. (...) Una gran escritora» (Nadal Suau, El Mundo); «Unos cuentos impresionantes» (Llucia Ramis), y Las cosas que perdimos en el fuego, publicada en veinte países y galardonada en 2017 con el Premi Ciutat de Barcelona en la categoría «Literatura en lengua castellana»: «La escritura posee cualidades como la condensación y una sugerente frialdad (Carlos Pardo, El País); «Se apoya con inteligencia en los maestros para crear un mundo narrativo muy propio» (Edmundo Paz Soldán); «Excepcional» (Marta Sanz). En 2019 ganó el Premio Herralde de Novela con Nuestra parte de noche, galardonada también con el Premio de la Crítica: «Una prosa que no da respiro» (Leila Guerriero); «Un universo oscuro y fascinante que atrapa y no te suelta. Una novela llena de poesía» (Guadalupe Nettel); «Un logro pavoroso. (...) Enríquez reinventa la narrativa de terror» (Ricardo Menéndez Salmón); «Novela ambiciosa y enorme» (Aloma Rodríguez, Letras Libres). Su obra ha recibido un aplauso unánime: «Una escritora fascinante que exige ser leída... Su ficción nos impacta con la fuerza de un tren de mercancías» (Dave Eggers); «Una maestra de lo macabro» (Anne Meadows, Granta).
Un calor que no da tregua. Una noche cuya oscuridad se alarga. La adolescencia y su rebeldía y las primeras experiencias. «No había mucho más que hacer ese verano», leemos. A partir de ahí, una enorme historia que se abre a tantas posibilidades como lecturas: crisis y memoria de una dictadura, incógnitas e inquietudes, desencanto y búsqueda. Personajes que se ahogan y dudan. Asesinos en serie, lo siniestro y la enfermedad. Música y consecuencias.
Eso es lo que Mariana Enríquez, cuya capacidad para distorsionar la realidad no deja de acumular y sorprender a muchísimos lectores, nos entrega en este libro ilustrado por Helia Toledo, con un espectacular debut editorial que no solo dialoga con el texto, sino que lo lleva a más formas de mirarlo y de leerlo.
NUM. PÁGINAS 72
Mariana Enríquez nació en Buenos Aires, en 1973 es periodista, subeditora del suplemento Radar del diario Página/12 y docente. Es una de las narradoras más valientes y sorprendentes del siglo XXI, no sólo de la nueva literatura argentina a cargo de escritores nacidos durante la dictadura sino de la literatura de cualquier país o lengua. Mariana Enríquez transforma géneros literarios en recursos narrativos, desde la novela negra hasta el realismo sucio, pasando por el terror, la crónica y el humor, y ahonda con dolor y belleza en las raíces, las llamas y las tinieblas de toda existencia.
Ha escrito novelas, relatos de viajes, perfiles –como La hermana menor, acerca de la escritora Silvina Ocampo: «Enríquez ha sabido recrear una época especialmente interesante de la vida cultural de Buenos Aires» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «Un libro revelador» (J. E. Ayala-Dip, El País) – y colecciones de cuentos: en Anagrama han aparecido dos de ellas, Los peligros de fumar en la cama: «Relatos espléndidos. (...) Una gran escritora» (Nadal Suau, El Mundo); «Unos cuentos impresionantes» (Llucia Ramis), y Las cosas que perdimos en el fuego, publicada en veinte países y galardonada en 2017 con el Premi Ciutat de Barcelona en la categoría «Literatura en lengua castellana»: «La escritura posee cualidades como la condensación y una sugerente frialdad (Carlos Pardo, El País); «Se apoya con inteligencia en los maestros para crear un mundo narrativo muy propio» (Edmundo Paz Soldán); «Excepcional» (Marta Sanz). En 2019 ganó el Premio Herralde de Novela con Nuestra parte de noche, galardonada también con el Premio de la Crítica: «Una prosa que no da respiro» (Leila Guerriero); «Un universo oscuro y fascinante que atrapa y no te suelta. Una novela llena de poesía» (Guadalupe Nettel); «Un logro pavoroso. (...) Enríquez reinventa la narrativa de terror» (Ricardo Menéndez Salmón); «Novela ambiciosa y enorme» (Aloma Rodríguez, Letras Libres). Su obra ha recibido un aplauso unánime: «Una escritora fascinante que exige ser leída... Su ficción nos impacta con la fuerza de un tren de mercancías» (Dave Eggers); «Una maestra de lo macabro» (Anne Meadows, Granta).